Como decíamos en el anterior post, la mayoría de las
personas en los países occidentales consumen una cantidad de ácidos grasos
Omega-6 demasiado elevada. Y lo que es peor, muy descompensada frente a la
cantidad de ácidos grasos Omega-3. Esto se debe, en parte, a la desinformación
existente acerca de algo tan importante como la nutrición, y en contra de la
cual, nosotros aportamos nuestro granito de arena con este blog y con nuestro libro.
Pero no vamos a culpar de este desequilibrio en la
alimentación solamente a las personas, sino también a la industria alimenticia,
que tiene mucha responsabilidad en todo esto. Pues resulta que las grasas ricas
en Omega-6 son productos de bajo coste de producción con altos márgenes de
beneficio. Es obvio que a muchos fabricantes de alimentos sin escrúpulos no les
va a importar esto, y van a promover el consumo de estas grasas para obtener
beneficios puramente económicos. Como consecuencia de esto, en grandes
comedores y en restaurantes de baja calidad, se cocina con aceite de soja o de
maíz, que no son nada saludables, ya que son inflamatorios y por la tanto
promueven la aparición de enfermedades muy graves.
Para evitar esto, ¿qué debemos hacer? Lo primero,
informarnos y adquirir conocimientos básicos de nutrición, que nos permitan
diferenciar los alimentos sanos de los perjudiciales, al margen de lo que nos
quieran hacer creer a través de la publicidad. Y lo segundo, como medida
práctica en este caso, mantener unos niveles saludables de ácidos grasos
Omega-6 compensados con unos niveles adecuados de Omega-3.
Los alimentos con mayores niveles de Omega-6 y que por lo
tanto deben consumirse de forma muy controlada son:
Los alimentos ricos en Omega-3 son los siguientes:
- Pescado azul
- Nueces
- Aceite de lino
- Pistachos
Nosotros recomendamos el salmón y las nueces como fuentes de ácidos grasos Omega-3, ya que consumiendo estos superalimentos en las cantidades que indicamos en nuestro libro, nos aportarán otros nutrientes y beneficios poco conocidos por la mayoría de la gente.