jueves, 22 de noviembre de 2012

Los Ácidos Grasos Omega-3 y Omega-6 (Parte 1)



Últimamente escuchamos en los medios mucha información y recomendaciones sobre el consumo de alimentos que contengan ácidos grasos Omega-3 y Omega-6. De hecho, este es uno de los motivos por los que el consumo de salmón y de nueces es tan beneficioso.
Es por esto, que me he animado a explicar qué son estos ácidos, y cual debe ser nuestro objetivo a la hora consumirlos, de la manera más sencilla y práctica posible. Dado que es un tema complicado, que hay muchos intereses en la industria y mucha desinformación, voy a explicarlo a lo largo de varios posts.

Así que lo primero, ¿qué son los ácidos grasos esenciales Omega-3 y Omega-6? Tal y como explicamos en nuestro libro, hay tres tipos de grasas, pues estos dos ácidos, junto con el ácido graso Omega-9 componen las grasas poliinsaturadas y se les considera “esenciales” porque el cuerpo no puede sintetizarlos por si solo, por lo que debemos aportárselo en las cantidades necesarias a través de la alimentación. Además el cuerpo necesita estos ácidos para aumentar el colesterol “bueno” (HDL) y reducir el “malo” (LDL), hacer funcionar el sistema nervioso central y mantener la presión arterial.

Ahora, sabiendo lo anterior, ¿cuál debe ser nuestro objetivo a la hora de alimentarnos? Por supuesto que tomar las cantidades adecuadas de los alimentos que nos aporten las cantidades diarias recomendadas de estos ácidos. Pero además, debemos prestar atención a algo que nadie nos ha contado: la cantidad de Omega-3 frente a la cantidad de Omega-6 que debe haber en nuestro organismo. Esto se debe básicamente a que los ácidos grasos Omega-6 aunque son necesarios para la salud, son inflamatorios (y esto no es nada bueno, ya que la inflamación puede contribuir a la aparición de cánceres y otras enfermedades), al contrario de los Omega-3 que son anti-inflamatorios. Dado que no podemos prescindir de los primeros, ya que son indispensables para el buen funcionamiento del organismo, la única manera de alimentarnos con ellos sin sufrir sus efectos inflamatorios, es compensándolos con la cantidad adecuada de ácidos grasos Omega-3. Los últimos estudios dicen que no debemos pasar de una relación 4 a 1 de Omega-6 frente a Omega-3 (es decir, que como máximo, podemos ingerir 4 veces más ácidos grasos Omega-6 que Omega-3), y que debemos de intentar acercarnos a ingerir la misma cantidad de ambos ácidos grasos esenciales.
En los próximos posts explicaré las cantidades necesarias de estos ácidos, que alimentos los contienen y las implicaciones industriales y económicas existentes detrás del consumo de estos nutrientes. De momento, quedaros en la cabeza, con que sólo 60 gramos de almendras te aportan todo el Omega-6 que necesitas y que más, puede ser perjudicial.

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